La comunicación 2.0 puede ayudar al PP a no cometer viejos errores

Si nos encontráramos en el normal desarrollo de un curso político notaríamos, a estas alturas, sin lugar a dudas el comienzo de un ambiente preelectoral de cara a las autonómicas y municipales previstas para el mes de mayo.

Sin embargo resulta obvio que no nos encontramos ante ese normal desarrollo político. La gente no discute la paridad en los cargos de determinados equipos de gobierno ni debate exacerbadamente sobre temas hidrológicos en bares y restaurantes. Asuntos que, con la que está cayendo, calificamos de problemas menores.

La crisis económica ha cambiado este panorama. Ahora toda la actualidad gira en torno a la economía: la dificultad de colocar deuda; el baile de cifras del desempleo; las nulas previsiones de crecimiento del PIB, etc. Y como la situación es bastante compleja tenemos las elecciones, de forma latente, en la mente desde hace algún tiempo cuando comenzamos a vislumbrar un hipotético caso de rescate de nuestro país por parte de la UE.

Ante estos acontecimientos el Partido Popular (única alternativa real, en todo el espectro político, para ganar holgadamente las elecciones) ya se ve en la Moncloa. Lo decía hace poco más de dos meses el periodista Carlos E. Cué en un artículo de elpaís.com. Los populares llevan casi un año pensando que las próximas elecciones generales no van a ser otra cosa que el primer asalto de un combate ganado de antemano. La estrategia, por tanto, es la de no levantar polémicas ni calentar el debate (como hizo la legislatura pasada). Dejemos que el PSOE caiga por su propio peso.

De esta manera, el PP no está desarrollando una precampaña (ya iniciada ante los rumores de adelanto de elecciones) acertada en ámbitos en los que se ha demostrado, pueden ofrecerle grandes masas de votantes y la confianza en un resultado holgado puede jugarle malas pasadas (Aznar en el año 1993). Me refiero en general al ámbito de la comunicación y en particular a su variante online o comunicación 2.0. Es público y notorio que se han unido a este universo pero de una forma, por así decirlo, superficial y epidérmica. Cierto es que poseen página propia en YouTube, suben fotos a FlickR, poseen perfil en Facebook, editan blogs y tienen Twitter. De acuerdo.

Sin embargo, no encontramos una comunicación bidireccional propia de la web 2.0. No hay un tránsito fluído de información. Vemos comentarios, pero no encontramos respuesta. No hay feedback. ¿Cuál es la razón? el mensaje sigue siendo etéreo, vacío y aséptico. Y eso no es comunicación 2.0. Es duck-talk.

Si de verdad tienen intención de convencer en la web a sus votantes potenciales de que sus ideas son acertadas, de que están preparados para tener una mayoría en el Congreso de los Diputados, de que van a sacar sus leyes adelante y de que están capacitados para representar al país, deben replantear su estrategia y virar el barco en otra dirección. Alguien debería coger el manifiesto Cluetrain y pedirle a Ana Mato que lo leyera con, al menos, la quincuagésima parte de dedicación que le presta al sumario del caso Gürtel.

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